Abr 26, 2024

Incierto futuro del portero español Iker Casillas, tras infarto

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MADRID, ESPAÑA.- Poco ha trascendido del alcance y menos de las razones del ataque al corazón del portero del Oporto, de la liga portuguesa, pocos días antes de cumplir 38 años, por lo que ni siquiera Serratosa, miembro de la sección de cardiología deportiva de la Sociedad Europea de Cardiología y buen conocedor de Casillas en los tiempos en los que ambos coincidieron en el Real Madrid, puede hacer algo más que avanzar conjeturas sobre el futuro deportivo del guardameta que lo ha ganado todo.

“Hay que partir de que de entrada un infarto superado no deja secuelas que imposibiliten el deporte de alta competición, aunque no recuerdo ningún caso de grandes deportistas que lo hayan sufrido”, señala. “Lo normal será que dentro de seis meses se evalúen una serie de cuestiones y se valore”.

Serratosa plantea tres preguntas fundamentales cuya respuesta en seis meses debe ser positiva. ¿Han quedado lesiones residuales producidas por la necrosis (muerte de fibras cardiacas) provocada por el infarto? ¿Está afectada la contractibilidad (la capacidad de contraerse para bombear sangre) de las fibras? ¿Las cicatrices de la lesión en el corazón le provocan arritmias? Y, de propina, una cuarta: ¿Ha recuperado su capacidad funcional medida en una prueba de esfuerzo?

Y añade algunos factores que pueden jugar en contra del futbolista. “Casillas es portero, quizás el puesto en el campo en el que más expuesto se está a los golpes y a los contactos, y el deporte de contacto no está recomendado para alguien que tome medicación antiagregante, esto es, que impida la formación de trombos en la sangre”, explica Serratosa. “Casillas deberá tomar durante al menos un año dos medicaciones de ese tipo, Adiro, que es aspirina, y otra más, y cada balonazo que reciba, cada choque, cada golpe supondrá un gran hematoma y más sangrado… Por eso tendrá que tener más cuidado”.
NADA QUE VER CON LA ENFERMEDAD DE PUERTA, JARQUE O DE LA RED

Un infarto agudo se produce cuando se obstruyen las arterias que llevan la sangre al músculo cardiaco (el miocardio) por acumulación de grasas.
Mientras que un infarto no suele dejar secuelas que impidan la práctica de un deporte, enfermedades del corazón como las que causaron la muerte de Antonio Puerta o Daniel Jarque, o la retirada temprana de Rubén de la Red, patologías que alteran el ritmo del corazón contrayéndose y expandiéndose para bombear sangre, los latidos, lo aceleran o lo hacen irregular, sí que afectan a la práctica del ejercicio, y su gravedad se puede incrementar justamente por practicar deporte.

“Un infarto no tiene nada que ver con las cardiopatías arritmogénicas o los síndromes de Brugada o de QT largo o los Wolf-Parkinson-White o las fibrilaciones auriculares que suelen provocar síncopes cardiacos o muertes súbitas”, señala Araceli Boraíta, cardióloga en la Agencia Española de Protección de la Salud del Deportista (AEPSAD). “Estas patologías, normalmente, de origen genético, detectadas a tiempo, sí que obligan a dejar la práctica del deporte de alto nivel”.

El segundo factor es la edad y el hambre. Cualquier deportista puede pensar que los 38 años no son mala edad para retirarse, y más uno como el portero madrileño, que ha ganado todo aquello a lo que puede aspirar un futbolista: cinco Ligas con el Madrid y una con el Oporto, tres Champions y, con la selección española, dos Eurocopas y un Mundial. ¿Cuánta motivación deportiva le queda? ¿Cómo le afectará el susto que le dio el corazón? ¿Tiene alguna necesidad económica?

Araceli Boraíta, cardióloga de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD), comparte los criterios de Serratosa, acepta que quizás deba estar un año sin jugar y añade otra cautela. “Durante dos meses no podrá hacer ningún ejercicio intenso, porque el ejercicio de alta intensidad es trombogénico, provoca pequeños trombos, peligrosos en la sangre”, explica. Y también le quita importancia a los hematomas producidos por la medicación anticoagulante.

“Aunque si le han hecho un cateterismo para implantarle un stent, un tubito con un muelle que mantiene abierta la arteria, la lesión es significativa, aunque, por lo que he oído, el infarto solo afectó a un vaso, la arteria derecha, quizás la menos importante, por lo que las otras dos seguirían irrigando bien el corazón”, explica Boraíta. “Los golpes que reciba no afectarán al stent, el tubito con un muelle que le han introducido en la arteria para mantenerla abierta”.

Fecha de publicación 03/05/2019 (El País)

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