Nov 17, 2025

5 mil pasos al día pueden frenar progresión de Alzheimer en fase inicial

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adultos mayores

Imagen especial

Dar algo más de 5.000 pasos al día podría frenar la progresión de la enfermedad de Alzheimer preclínica al lentificar la acumulación de proteína tau en el cerebro, según muestran nuevos datos, lo que ofrecería un objetivo de actividad más alcanzable para los adultos y las adultas mayores sedentarios.

 

La acumulación de tau y la cognición se estabilizaron con 5.001 a 7.500 pasos al día, pero incluso una actividad moderada de 3.001 a5.000 pasos diarios se asoció con una notable desaceleración de la acumulación de tau y el deterioro cognitivo en personas con cambios patológicos de Alzheimer tempranos existentes.

 

Los investigadores e investigadoras, que dirigen el Harvard Aging Brain Study (HABS), habían informado anteriormente que un mayor número de pasos diarios se relacionaba con un deterioro cognitivo más lento entre los adultos y adultas cognitivamente normales con niveles elevados de beta-amiloide en el cerebro, pero no estaba claro si esto se relacionaba con cambios en la beta-amiloide o la proteína tau en el curso del tiempo, o si una actividad más moderada ofrecería el mismo beneficio.

 

 

«En el estudio actual, con una cohorte del Harvard Aging Brain Study más amplia y un seguimiento más prolongado, pudimos aclarar que la asociación con el deterioro cognitivo no se explicaba por las diferencias en la acumulación de amiloide», explicó a Medscape Noticias Médicas la primera autora, la Dra. Wai-Ying Wendy Yau, del Massachusetts General Brigham y la Facultad de Medicina de Harvard, en Boston, Estados Unidos.

 

«En cambio, para una determinada cantidad de carga amiloide elevada, un mayor número de pasos se asoció con una acumulación más lenta de proteína tau, la más estrechamente relacionada con la pérdida de memoria en la enfermedad de Alzheimer, lo cual explica, en gran medida, la relación con un deterioro cognitivo más lento», afirmó la Dra. Yau.

 

 

Estudio único

La inactividad física es un factor de riesgo bien establecido para la enfermedad de Alzheimer, pero su relación con la progresión de los cambios patológicos del Alzheimer sigue sin comprenderse del todo. «La mayoría de los estudios anteriores que relacionaban la actividad física con el riesgo de enfermedad de Alzheimer se basaban en síntomas clínicos, en lugar de en mediciones directas de amiloide o tau en el cerebro», ahondó la Dra. Yau.

 

La Dra. Yau y sus coleboradores hicieron un seguimiento de hasta 14 años a 296 adultos y adultas mayores del Harvard Aging Brain Study, de larga duración, que no presentaban deterioro cognitivo al inicio del estudio. Los y las participantes llevaron podómetros para registrar los pasos diarios y se sometieron a pruebas cognitivas anuales, junto con estudios de tomografía electrónica de positrones del cerebro periódicos para detectar amiloide y tau.

 

Dividieron a los y las participantes en cuatro grupos según el número de pasos: inactivos (≤ 3.000 pasos/día); actividad baja (3.001 a 5.000 pasos/día); actividad moderada (5.001 a 7.500 pasos/día) y activos (≥ 7.501 pasos/día).

 

 

Incluso los niveles de actividad moderados marcaron una diferencia apreciable con el tiempo. En comparación con las personas inactivas, el deterioro cognitivo fue 40 %, 54 % y 51 % menor a medida que aumentaban los niveles de actividad física.

 

Se observaron resultados similares en términos de deterioro funcional. En comparación con la inactividad, se produjo un deterioro funcional 34 %, 45 % y 51 % más lento a medida que aumentaban los niveles de actividad física.

 

Los beneficios se estabilizaron en torno a los 7.500 pasos diarios, lo que indica que una actividad moderada puede ser suficiente para conferir un beneficio significativo, según los investigadores e investigadoras.

 

 

Cabe destacar que las asociaciones entre la actividad física, la cognición y la función no estaban relacionadas con diferencias en los agregados de beta-amiloide en estudios transversales o longitudinales.

 

En cambio, en un subgrupo de 172 personas con tomografía electrónica de positrones de tau longitudinal, surgió una asociación «nueva y concordante» entre una mayor actividad física y una acumulación más lenta de proteína tau en el cerebro, «lo que mediaba significativamente las relaciones con un deterioro cognitivo y funcional más lento», confirman los investigadores e investigadoras.

 

Aunque se necesitan ensayos clínicos para establecer la causa y el efecto, los hallazgos son «muy alentadores y se suman a la creciente evidencia de que la actividad física es un factor importante para un envejecimiento saludable, incluida la salud cerebral y la cognitiva», indicó la Dra. Yau.

Datos importantes con salvedades

Varios expertos externos opinaron sobre los hallazgos en una declaración del Science Media Centre, una organización sin ánimo de lucro del Reino Unido.

 

El Dr. Masud Husain, Ph. D., profesor de neurología y neurociencia cognitiva de University of Oxford, en Oxford, Inglaterra, señaló que el estudio tenía una cohorte relativamente pequeña y no estaba diseñado como un ensayo clínico para medir los efectos del ejercicio.

 

«Estas limitaciones implican que debemos ser cautelosos en nuestra interpretación de los hallazgos», comentó el Dr. Husain.

Fecha  de publicación  lunes 17 de noviembre de 2025/Medscape

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