May 17, 2024

NOTAS SUELTAS. Intelectuales y libertad de expresión

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“En un Estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres” (Suetonio).

 

El derecho a la información y la libertad de expresión están formalmente consagrados en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en los artículos 6º y 7º de nuestra constitución federal, y los funcionarios públicos de cualquier nivel están directamente obligados a respetar y garantizar su libre ejercicio, con la única restricción del respeto a la moral, el honor, la intimidad de las personas, la paz y la seguridad pública.

 

Así pues, se pueden publicar lo mismo verdades que mentiras, elogios o críticas, ideas u opiniones a favor o en contra de tal o cual asunto, de acuerdo con información verificada, inventada o en función de los intereses políticos, económicos y sociales de quien la emite, con la seguridad de que no habrá represalias contra la persona u organización que opina, así como a los medios de que ese valga para ello.

 

 

En México tenemos excelentes ejemplos de la libertad de expresión llevada al límite en cualquier revisión que se haga de la prensa nacional, sobre todo desde que López Obrador tomó posesión del cargo. Desde hace más de 21 meses los ataques al gobierno han sido constantes aunque cada vez menos creíbles. Se han falseado cifras, hechos y realidades, en una histeria sólo explicable por el hecho de que se ha reducido el presupuesto para publicidad, exigido el pago de impuestos a la clase empresarial, está en revisión el régimen de concesiones en distintas áreas de la actividad económica y se ha emprendido un vigoroso conjunto de acciones en beneficio de los jóvenes y los adultos mayores, con gran incidencia en las capas sociales menos favorecidas.

 

 

Desde 1946 y sobre todo a partir de la década de los ochenta, el gasto en publicidad ha sido la fuente de la prosperidad y permanencia de muchas revistas y publicaciones periódicas o de temporada, de suerte que el gran mecenas de los aduladores y manipuladores de información ha sido el gobierno.

 

Aquí, lamentablemente, tenemos una prensa domesticada por vía del “chayote”, por la compra discrecional de publicidad, incluso de ediciones enteras no por la trascendencia de su contenido sino por su cercanía con el poder.

 

Los Krauze, Aguilar Camín y otros miembros de la intelectualidad orgánica del neoliberalismo son un ejemplo de empresario editorial exitoso gracias al mecenazgo del poder, mismos que ahora encabezan una campaña disfrazada de “defensa de la libertad de expresión y la democracia”, tratando de encubrir la rabiosa defensa de privilegios y beneficios económicos con que los gobiernos anteriores premiaban su abyección lacayuna.

 

Esta intelectualidad ahora vociferante, representa el ejemplo claro de una clase de prostitución con título de doctor, de ficheras académicas o de rameras de lujo para ocasiones especiales.

 

Los mismos argumentos que presentaron 30 intelectuales en su desplegado publicado en medios nacionales el pasado día 15 de julio, titulado “Contra la deriva autoritaria y en defensa de la democracia”, aparecen en el publicado el 17 de este mes de la Patria, solo que ahora son 650, figurando entre ellos muchos colaboradores de Letras Libres y algunos otros curiosamente muertos, seguramente invocados espiritualmente para defender los valores del chayote y la prostitución intelectual que postulan los “abajofirmantes”:

 

En julio llamaban a constituir un bloque para quitarle la mayoría a Morena en San Lázaro, con el fin de “corregir el rumbo y recuperar el pluralismo político y el equilibrio de poderes que caracterizan la democracia constitucional”, dando el banderazo de salida de lo que ahora se llama TUMOR, “todos unidos contra morena”. Como dato curioso, el desplegado fue difundido por Coparmex, la cúpula empresarial evasora fiscal y beneficiaria de las exenciones y devoluciones de impuestos de los gobiernos del Prian.

 

 

Ahora, el desplegado del día 17 del presente se titula “En defensa de la libertad de expresión”, y señalan que “la libertad de expresión está bajo asedio y que con ello está amenazada la democracia”, y pintan un panorama caótico donde las víctimas son el feminismo, los ambientalistas, las instituciones culturales, científicas y académicas, y se quejan de censura y amagos judiciales a los medios independientes.

 

 

Curiosamente, los desplegados circulan libremente y se pueden leer en todos los medios, los “intelectuales” siguen publicando lo que les place, los medios supuestamente atosigados por el gobierno siguen circulando y publicando lo que se les antoja, sin restricciones impuestas ni acoso de autoridad por más falsa y distorsionada que sea la información.

 

 

Periódicos como Reforma o el Universal se complacen en tergiversar la información que vierte todos los días el gobierno a través de las conferencias diarias sobre los asuntos generales de la nación y sobre el estado que guarda la pandemia y no pasa nada, como tampoco hay consecuencias por los despropósitos de ciertos gobernadores asociados al PAN y que pugnan por la división en el seno de la Conago, así como en crear conflictos como es el caso de la presa La Boquilla en Chihuahua.

 

 

La protesta de la “intelectualidad”, de los gobernadores opositores y exigentes de mayor apoyo económico y menor control del gasto, de los empresarios evasores de impuestos y amantes del tráfico de influencias, así como las manifestaciones de los fanáticos seguidores de Gilberto Lozano y de los grupos feminazis ligados a las acciones borolistas, están condenados al fracaso, porque el pueblo los identifica cada vez con mayor claridad y, sin duda, apoya al presidente.

 

 

En resumen, no tenemos una lucha por la libertad de expresión y la democracia, sino una férrea aunque poco creíble defensa de los privilegios, la impunidad y la corrupción entre políticos e intelectuales parásitos del erario y ajenos al quehacer constructivo nacional.

 

 

Son una oposición prostibularia y ridícula que demuestra cuánto les duele el cambio, cuán difícil y penoso les resulta vivir en un país cuyo gobierno pone por delante la honestidad y la transparencia, la austeridad y la rendición de cuentas. Están equivocados y moralmente derrotados.

 

 

http://jdarredondo.blogspot.com

 

(PUBLICADO EL 28/09/2020)

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