May 17, 2024

Mi amigo Fermín y su sonrisa amarilla

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18122015.HERMOSILLO, SONORA.MX.ARMANDO ZAMORA.— Fermín Manrique era, en 1979, un joven con aspecto de enfermo crónico: amarillo, delgado y serio. Estudiaba en la Facultad de Economía de la UNAM, donde yo tomaba clases en la Facultad de Filosofía y Letras. Coincidimos en un viejo edificio de la zona Copilco-Universidad: él vivía en el segundo piso; yo, en el tercero. Y los fines de semana charlábamos sobre nuestro origen distante y añorado: él venía de La Paz, Baja California Sur, y yo de Hermosillo.

Fermín tenía muy en claro por qué se había trasladado tan lejos de su matria: la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) tenía apenas tres años de haber entrado en funciones y un futuro bastante difuso. Mis razones, en cambio, no tenían más claridad que mis deseos frustrados de estudiar música al nivel superior, lo que no sucedió porque equivoqué la ruta del microbús que me llevaría a presentar el examen de admisión al Conservatorio. Me sentí como el personaje de la canción Supón, de Silvio Rodríguez.

Una tarde de hace 35 años, Fermín me comentó que él creía que la UABCS sería una universidad más del montón porque había nacido más como proyecto político que como compromiso con la ciudadanía. Me parece, dijo, que nunca tendrá la estatura de universidades como la de Sonora, que ya para entonces acabalaba casi 40 años, y ni pensar en la calidad de la UNAM, subrayó, y luego se quedó mirando al horizonte en silencio, como si estuviera escuchando la voz de Francisco King anunciando: “Esta es XENT, Radio La Paz, transmitiendo desde las Colinas del Sol, frente a las playas del Mar Bermejo”.

Hoy recordé a mi amigo Fermín Manrique porque en internet me encontré el “Ranking de las mejores universidades de México 2015” que elaboró la revista America Economía con datos de Copaes de diciembre de 2014, y vi que este año la UABCS ocupó el lugar número 14 (el año pasado estaba en el peldaño 48; es decir, mejoró ¡34 posiciones!), y es la única universidad de la región noroeste del País dentro de las mejores 20 en dicho ranking. Es una lástima que Fermín no haya alcanzado a ver esto: murió en 1998 en un accidente de carretera, pero estoy seguro que donde quiera Dios que esté, ha de pasearse orgulloso con su sonrisa amarilla.

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