NOTAS SUELTAS. Este era un gato…

Un gato con los pies de trapo, Imagen: Istock
“¿Quieres que te cuente un cuento?” (Pregunta insidiosa en curso)
HERMOSILLO, SONORA, MX. — Interesante entrevista que el noticiero digital Momentum hizo a la doctora en ciencias sociales Delia Piña Aguirre, cronista de Ures y opinante privilegiada sobre el tremendo caso del proyecto de la construcción de nuevas presas en el río Sonora (https://youtu.be/ygwV0tZJj7c).
Lo que se deja ver en el curso de la entrevista es el resultado de un ojo observador in situ de una situación que se torna catastrófica para la tranquilidad y sobrevivencia de varios municipios ribereños que, a duras penas, han logrado mantener la cabeza sobre el caudal de aguas contaminadas que tuvo a bien enviarnos Germán Larrea y su Grupo México, hace 11 años, impune e influyente.
Tras el aluvión de residuos tóxicos, metales pesados, promesas incumplidas y discursos y apoyos de puro salivazo por parte del supremo gobierno estatal y federal, la población da cuenta fiel de diversos tipos de cáncer, caída severa de sus fuentes de ingreso por los impactos en la flora y la fauna de la región por el peor desastre ecológico de que se tenga memoria.
La economía regional sirvió de papel higiénico con el que las augustas nalgas del magnate minero se limpiaron ante las sonrisas cómplices de un gobierno preocupado en su imagen, la atracción de “inversiones que generan empleos” y que forman parte del arsenal de recursos que la depredación ambiental y social usa para colonizar mentes y aspiraciones con acciones esencialmente destructivas. Algo así como aplaudir la llegada de la sierra que cortará el árbol que nos sirve de cobijo en la tormenta.
Queda claro que la señora jefa del ejecutivo federal carece de información precisa y confiable respeto a algunas variables del Plan Hidráulico que piensa aplicar en Sonora. También queda claro que la vieja fórmula de no oír y no ver sigue tan a la mano que sólo basta “montarse en su macho” para que la magia del poder dé forma y contenido a cualquier mamada que se les ocurra: “no están informados”, “los opositores son muy poquitos y no se van a imponer a una mayoría que sí apoya las presas”, entre otros argumentos (sic) de autoridad.
La señora presidente se ha empeñado en desmentir que el megaproyecto va con dedicatoria a favorecer las dotaciones de agua de la empresa minera propiedad del delincuente ambiental Larrea, al parecer favorito del sistema. Ha tratado de desacreditar la oposición que lucha en defensa del ambiente y la vida económica y social de la región, ha minimizado las protestas y desestimado los argumentos de quienes viven y mueren en el lugar donde se perpetrará la obra hidráulica.
Los pobladores rivereños que conocen los impactos de este tipo de obras, empezando por la presa El Molinito, que dejó sin agua a los pobladores cortina abajo, y que sobreviven gracias a la eventual llegada de pipas que distribuyen el líquido, reclaman atención y empatía, y sólo dicen lo que sobradamente les consta: el río debe correr libremente, sin tapones u obstáculos. Debe darse oportunidad de que las aguas sustenten la vida regional y que llenen los mantos acuíferos, permitiendo el progreso de la biodiversidad y la economía regional.
El gobierno estatal ha mandado brigadas de coacción con una supuesta encuesta y actos informativos, lo que ha despertado sospechas y decepción en quienes votaron por este gobierno, por este proyecto político transformador que aún no logra romper la inercia neoliberal, a pesar del discurso y los infaltables apologistas mediáticos que atacan y demonizan la crítica honesta al interior del partido guinda.
La reacción del gobierno local resulta un acto de imbecilidad suprema, al echarles montón a los pobladores rivereños por afectar con la mega obra. Varios secretarios de estado haciendo al activista por una obra de la que aún se desconoce su manifiesto de impacto ambiental, social, económico, pero de la que ya se manejan cifras por invertir y las maravillas de su implementación.
Tenemos presupuesto, pero no existe idea en el gobierno de sus impactos, a pesar de que los supuestos beneficiarios se oponen con base en su experiencia y conocimiento del medio.
Le explican al pueblo las bondades de una obra sin estudios ni análisis serio o medianamente creíble lo que para todos es claro y evidente: las presas son tapones que impiden el libre flujo del agua, superficial y subterránea, y que en un río contaminado lo único que pudieran llegar a concentrar es agua contaminada que necesita correr para sedimentar el veneno que contiene.
La vista coactiva de los funcionarios y brigadistas que promueven las presas resulta como cuando le explican al pueblo una situación recurriendo al viejo cuento del gato con los pies de trapo y los ojos al revés… ¿quieres que te lo cuente otra vez?
Lo bueno es que “no somos iguales” y “con el pueblo, todo. Sin el pueblo, nada”. Amén.
http://jdarredondo.blogspot.com
Fecha de publicación viernes 3 de octubre 2025