NOTAS SUELTAS. La obligación biométrica
“No vive el que no vive seguro” (Francisco de Quevedo).
HERMOSILLO, SONORA, MX. — Las autoridades dicen que la nueva CURP Biométrica dará certidumbre en la identificación y que es importante para localizar a los desaparecidos, sin embargo, las Madres Buscadoras niegan que el nuevo y poderoso instrumento pueda contribuir en algo a sus afanes.
Ven con desconfianza la nueva obligación que empezó a ser promovida como “voluntaria” para pasar a ser el pasaporte de entrada a los trámites que por necesidad u obligación debe emprender cualquier ciudadano en este país.
Consideran que la entrega de datos personales pone en riesgo su integridad personal y patrimonial y que en nada o muy poco contribuye a apoyar su de por sí penosa y arriesgada labor.
Parten de la idea de que si alguien desaparece por obra de la delincuencia o por razones de índole político (casi es lo mismo), el acopio de datos no se convierte necesariamente en un protocolo mágico que permita a los investigadores dar con el paradero de la víctima: la CURP Biométrica “no sirve para encontrar desaparecidos” (https://shre.ink/qaak).
El complejo entramado de las redes criminales o los recursos de un criminal ocasional no se pueden contener de forma precisa y oportuna en una base de datos. No basta tener una batería de computadoras en una sala refrigerada al estilo de las series gringas, donde un par de clics resuelve la investigación. La realidad fluye al margen y por encima de las series de televisión.
Sin embargo, tiene sentido el acopio de datos personales biométricos para efecto de satisfacer la solicitud gringa de “compartir” esta información con las autoridades fronterizas migratorias, de investigación criminal, de seguridad nacional y similares.
Por lo pronto, la operación de identificación ciudadana está en marcha y, por una u otra causa, la obtención de datos biométricos como el iris y la huella digital (sea en trámites del SAT o los bancos) se vuelve cada vez más frecuente.
Seguramente la exigencia de datos personales sirve para tener control sobre la población, saber cómo luce tal o cual persona, si cruza o no la frontera, si realizó tal o cual trámite, si es causante cumplido o es un don Ricardo cualquiera, pero difícilmente podrá arrojar información sobre dónde quedó el cadáver y las circunstancias de su desaparición y muerte.
Las Madres Buscadoras pone el dedo en la llaga geopolítica que confirma o corrobora cuán dependiente es nuestro país respecto al vecino. Sudamos las calenturas del norte, importamos tecnología israelí, servimos de filtro de seguridad fronteriza, aportamos elementos uniformados que disuaden la inmigración y satisfacemos la paranoia policiaca de un norte que emana soberbia y podredumbre.
La exigencia de los datos biométricos deja de lado la perspicacia y experiencia de los investigadores, el sentido común y el conocimiento del terreno para centrarse en las maravillas de los sistemas informáticos, la pantalla que pulsa al ritmo del consumo energético y los programas de factura gringa o israelí.
Lo anterior supone un avance desde la perspectiva del consumo tecnológico, de la importancia de las redes digitales en un mercado que invade cada vez más el ámbito económico, político y personal del ciudadano, su intimidad, expectativas de vida y progreso, y su papel en la maquinaria de una sociedad dependiente y periférica.
Nos asimilamos a la adoración de un fetiche tecnológico que suplanta las funciones de la inteligencia y la calidez del trato personal con el pretexto de la seguridad. El problema está en la cada vez mayor dependencia energética con sus impactos en la calidad de vida y la salud del ambiente.
No estaría de más pensar en qué tanto se protege el ambiente y se procura el equilibrio ecológico con la digitalización del gobierno, en qué tanto impacta el cada vez mayor consumo eléctrico, la mayor necesidad de agua para enfriar los centros de datos que requiere el sistema.
Aquí la vida se aleja de su propia realidad y queda como un holograma en un sistema donde lo humano es una variable más en la matriz de relaciones programables. El problema está en que la eficacia del sistema reducido a gigabytes o terabytes no sustituye la vida real ni es capaz de reproducir, entender o corregir las complejas motivaciones y las consecuencias de las acciones humanas.
El gobierno digital supondrá progreso burocrático, pero en la carga ambiental y la seguridad ciudadana no necesariamente se revela una mayor inteligencia.
http://jdarredondo.blogspot.com
Fecha de publicación viernes 19 de diciembre de 2025
