Ago 9, 2025

NOTAS SUELTAS.Tiempo de aniversarios

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“La voz del pueblo es la voz de Dios” (frase latina).

 

HERMOSILLO, SONORA, MX. — El día 6 de agosto se conmemora un aniversario más del derrame tóxico sobre el Río Sonora y Bacanuchi. Un mar de sustancias convirtió las expectativas de lucro desaseado de la minería abierta de Jorge Larrea en un pozo de pestilencia, decadencia y muerte. Buenavista del Cobre es la marca registrada del exterminador de ríos, la actividad productiva agrícola y ganadera, la salud y la calidad de vida de los pueblos rivereños y la credibilidad en un gobierno al servicio del empresariado neoliberal sin responsabilidad social.

También se conmemora y lamenta el uso de la energía atómica para destruir, aniquilar y humillar a un pueblo que antes tenía orgullo nacional y autoestima, y ahora vasallaje en niveles de abyección para con su agresor, Estados Unidos.

Las bombas arrojadas sobre Hiroshima (día 6) y Nagasaki (día 9) fueron parte del experimento de probar la nueva arma nuclear en una guerra ya ganada, y ahora aprovechada para probar nuevo armamento. Asesinato vil, cruel genocidio a nombre de los valores y la defensa de “América”. La libertad y la democracia cambiaron su sentido semántico para navegar en las aguas negras de lo políticamente correcto, del eufemismo y la manipulación mediática.

La amenaza nuclear es el tópico de moda en boca de los mismos que hicieron posible la eliminación de, digamos, 170 mil seres humanos en los dos vuelos militares de agosto de 1945. La bomba atómica es actualmente el garrote para preservar el sistema económico y político del supremacismo tecno financiero del Norte Global.

Ahora, en el caso de México, el Río Sonora lucha por sobrevivir a las obras de infraestructura hidráulica que funcionan como tapones a su libre flujo, dando claro ejemplo de cómo el concreto y las varillas pueden adquirir un sentido político y económico que nada tiene que ver con obra pública y mucho con beneficio privado.

Los pobladores de los pueblos rivereños, entre los que se incluye Hermosillo, hacen peregrinaciones cívicas a las puertas de los edificios del gobierno, llevando demandas respaldadas por la lógica, el conocimiento técnico y la experiencia, frente a planes y proyectos que carecen tanto de sustento técnico como de arraigo popular, aunque tienen de sobra el olor y el sonido del dinero que emana el sector minero e inmobiliario.

¿Qué mueve al gobierno a crear una zona de especulación inmobiliaria en el actual terreno de la presa Abelardo L. Rodríguez? ¿Cuál es el sentido de crear tapones que impidan el flujo de agua y la recarga de mantos acuíferos de un río de por sí ya afectado por la irresponsabilidad de la actividad minera, “que crea empleos”, según el dicho del gobierno de antes y ahora?

¿Tiene lógica dar pasos adelante en un proyecto hidráulico cuando lo que se requiere es, primero, que haya agua y, segundo, que su distribución sea respetuosa con la naturaleza y acorde a las necesidades humanas y productivas?

Sonora es ejemplo claro de los efectos del estrés hídrico, de la capacidad del desierto y el entorno urbano para generar zonas de temperaturas extremas, de necesidades que van desde la preservación de la vida por razones del clima, hasta aquellas relacionadas con la pertinencia y oportunidad de las actividades productivas, sustento material de la sociedad sonorense.

Hay denuncias que cada vez son más importantes, aunque cada vez menos atendidas: si hay recursos para mega obras hidráulicas donde no hay agua ni estudios técnicos que las avalen, entonces ¿por qué no usar el dinero disponible, por ejemplo, para obras de rehabilitación y ampliación de la infraestructura requerida por el servicio de agua potable y alcantarillado?

¿Por qué no evitar el desperdicio de cerca del 50 por ciento del agua potable en Hermosillo, a causa de infraestructura obsoleta y mecanismos de supervisión y control rebasados hace décadas? ¿Por qué insistir en privatizar un recurso vital y público, en contra de la voluntad de los ciudadanos? ¿Valen más tres obras faraónicas sin demanda ni apoyo ciudadano, que responder a problemas reales con soluciones reales?

En el plano internacional, la irracionalidad de la guerra, o guerras, impulsadas por Estados Unidos y socios es cada vez más evidente, de suerte que la opinión pública internacional ya ve otros escenarios y formula juicios cada vez menos favorables para Estados Unidos, Israel, Francia, Reino Unido y el conjunto de la Unión Europea.

Por otra parte, la irracionalidad en materia hidráulica, minera y comercial en México, se pone en evidencia cada vez más, sobre todo en Sonora, donde grupos ciudadanos sin más bandera que sus legítimos intereses por la vida y el progreso, se pronuncian contra el discurso del beneficio y el progreso a costa de la economía regional y el bienestar ciudadano. Es indignante oír hablar a los funcionarios de manera tramposa y manipuladora. Ante la claridad de los hechos, el engaño no se les da.

 

Cierto que la industria de muerte, sea militar o minera, crea empleos, pero sus efectos sociales e históricos sólo revelan la decadencia de un sistema donde las cosas valen más que las personas. Por eso vale decir no a las presas, no a la guerra, no a la demagogia destructiva y a favor del buen juico popular. Y sí, por el bien de todos, primero los pobres.

 

http://jdarredondo.blogspot.com

Fecha de publicación viernes 8 de agosto de 2025

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