Oct 18, 2025

NOTAS SUELTAS. Tras la cortina

0
DINOSAURIO

“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí” (Augusto Monterroso).

 

HERMOSILLO, SONORA, MX. — La discusión sobre las presas en el río Sonora sigue un curso donde los pobladores de las riberas dicen un no categórico al proyecto mientras que el gobierno se empeña en convencerlos de las bondades de los espejitos y las cuentas de colores que convertirán el río intermitente y contaminado en un vergel con aguas navegables, industrias y fraccionamientos de lujo.

 

La sebosa insistencia oficial recuerda aquellas campañas de lavado cerebral que emprendía el PRI en su afán de hacer comulgar a la población con ruedas de molino, repartiendo promesas y falacias tan creíbles como la posibilidad de convertir el plomo en oro como producto del “echaleganismo” político del momento.

 

La experiencia de los ejidatarios, trabajadores y emprendedores rurales aguas abajo de la presa El Molinito, saben por experiencia que el agua que deja de fluir no aparece mágicamente sobre o bajo la superficie del concreto y las varillas.

 

Una cuestión que hay que subrayar es que una presa no produce agua, sino que sólo la puede contener.

 

Hasta la fecha, las visitas de funcionarios estatales han sido intensas y redundantes. También lo ha sido la respuesta de los evidentes afectados por un proyecto sospechoso e impolítico que no ha sido solicitado por los pobladores, y que ha carecido de transparencia, congruencia y credibilidad.

 

Tras la cortina de la presa se oculta una verdad irrefutable: si no hay lluvias, no hay agua para almacenar; pero si hay agua, nadie garantiza su correcta distribución entre población y productores rurales; si hay afectación rural, nada puede impedir la miseria y el abandono de la población que depende de esta actividad.

 

Es probable que los intereses económicos de grupos de poder estén simbólicamente atrincherados tras la cortina; es posible que obedezca a una torcida concesión a grupos mineros nacionales o extranjeros que ven el agua como recurso propio e intransferible en favor de sus operaciones en la región, hoy y en el futuro.

 

Lo que más llama la atención es que, habiendo experiencias que sustentan la oposición al proyecto, el gobierno desestima las razones y los hechos que el pueblo presenta en cada una de las reuniones y encuentros realizados.

 

La sordera institucional es preocupante, como también lo es que haya amenazas, formas de intimidación, violación de derechos laborales y políticos contra algunos ciudadanos opositores a las presas. A la fecha es notable la ausencia de explicaciones realistas y fundamentadas por parte de las autoridades gubernamentales.

 

La presión oficial y oficiosa contra personas o grupos hace que el proyecto luzca como una imposición vergonzosa e insultante. Consecuentemente, surgen serias sospechas acerca de cuáles son sus verdaderos propósitos y beneficiarios.

 

En otro escenario del absurdo, llama la atención que se conceda el premio Nobel de la Paz a una representante de la reacción venezolana, ligada a la CIA y los movimientos golpistas apoyados por EUA de cara al control del petróleo y otros recursos naturales en tierras bolivarianas. Es la confesión de que la cordura y el respeto a las formas dejó de tener importancia en Washington y satélites.

 

El absurdo expresado en la actual situación local y mundial tiene como coordenadas la lucha entre soberanistas y globalistas, la caducidad del modelo unipolar de la postguerra, el fracaso de las políticas emanadas de Breton Woods, el desgaste extremo de los conceptos “libre comercio”, “democracia” y “derechos humanos”. Lo anterior y la inauguración de la posverdad, describen al mundo y explican la manipulación de la realidad y la peligrosidad de las acciones políticas locales y globales lideradas por Washington.

 

Estamos en un entorno en el que el capricho, el hedonismo y la inconciencia dominan el discurso público, donde se santifica al pueblo y al mismo tiempo se le demoniza cuando choca con el interés privado, resultando que el aparato gubernamental actúa como instrumento neoliberal de lucha por privatizar las conciencias.

 

En este contexto, dan lo mismo que las acciones y razones hegemónicas se den en Gaza, en Argentina, en el Sahel, en las costas sonorenses y, desde luego, en las riberas del río Sonora. En cada escenario vemos que las promesas de justicia y reparación de daños suenan bien, pero igual se las lleva el viento.

 

El problema es, sigue siendo, el sistema económico imperante. En lo social y lo político, en la realidad y la ficción el cambio sólo es de forma, pero no de fondo. El neoliberalismo actuante demuestra que la derecha puede entrar por la izquierda manipulando el discurso, con lo que el sistema se renueva a través de la forma y el engaño que pasa por consenso. Tras la cortina de las presas o los discursos, el dinosaurio todavía está allí.

 

http://jdarredondo.blogspot,com

 

Fecha de publicación viernes 17 de octubre de 2025

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *