Racismo: los libros no muerden, la historia no miente

ESTADOS UNIDOS DEL NORTE DE AMÉRICA. — Le llevó más de 30 años a la UNESCO reconocer que las grandes potencias habían cometido un error imperdonable llamado Segunda Guerra Mundial.
Otro bastante menos malo fue que los responsables de ese sangriento coletazo se asociaran, tras el punto final que fueron Hiroshima y Nagasaki, en las Naciones Unidas.
Sí, cuando ya no quedaban fuerzas ni lágrimas para expiar la sangre derramada de 60 millones de muertos (cifra promedio) ni cómo recomponer un rompecabezas de vida destrozada en varios continentes, tan solo 20 países se horrorizaron como nunca antes y pidieron la paz.
Muchos de los responsables de ese desastre no estaban entonces –aunque se sumaron después-. Estados Unidos, Francia, China, Reino Unido de Gran Bretaña, Arabia Saudita, Turquía, Egipto, Grecia, Checoslovaquia, Australia, Brasil, Canadá, Dinamarca, India, Líbano, México, Noruega, Nueva Zelanda, República Dominicana y Sudáfrica rubricaron el 16 de noviembre de 1945, el Preámbulo de la Constitución del nuevo organismo global.
En ese texto, dejaron escrito por primera vez que el mundo había llegado al muro de los lamentos contra el que se golpeaba la frente por una sola razón: “la negación de los principios democráticos de la dignidad, la igualdad y el respeto mutuo de los hombres”.
La vida era un derecho universal y se dieron cuenta cuando millones ya no la tenían. Quisieron disculpar su ceguera empezando por las escuelas, pero también era necesario enmendar calles, hospitales, viviendas, todo lo que habían dinamitado para resetear el mundo a voluntad.
Sí, siempre hubo intereses empañando el horizonte, por eso les llevó todavía 33 años más –otra crucifixión- abolir el concepto “raza”.
Fue el 28 de noviembre de 1978, cuando tras un mes de deliberaciones, en la 20 Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en París, dijeron “esto se terminó”.
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¿Qué terminaba? Seguir sacando ventajita con el “racismo”, un concepto que tiene tanto de ignorancia como de estupidez. Ya lo sabemos, no nos hagamos los sorpendidos.
El primo de Charles Darwin, sir Francis Galton, publicó Genio hereditario en 1869. Durante bastante tiempo, ese volumen se creyó osado porque proponía medir la inteligencia humana y las facultades mentales. Galton también fundó una revista científica, Biometrics, que hablaba de esos asuntos. Niño prodigio, autodidacta, inventor, meteorólogo y aventurero, todo este costado atractivo de su personalidad se hace añicos cuando se recuerda que Galton también inventó la eugenesia, una disciplina que intentaba aplicar las leyes biológicas de la evolución darwiniana para perfeccionar la especie humana.
Todos los seres humanos pertenecen a la misma especie y tienen el mismo origen. Nacen iguales en dignidad y derechos y todos forman parte integrante de la humanidad (UNESCO)»
La eugenesia proponía manipular los rasgos hereditarios para que nacieran más personas sanas e inteligentes. También supimos que esas aberraciones tentaron a varios. Creí que lo habíamos superado.
Por eso mismo, asumiendo que todos los países miembros y firmantes escondían esqueletos dentro de sus placares –algunos más que otros- el concepto “raza” se exterminó tanto como “el dogma de la desigualdad de los hombres”. No existe más, ya no podemos hablar de “razas”; ¿cuesta tanto aceptarlo?
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Es decir, sigue el texto de 1978: “se propone contribuir a la paz y a la seguridad estrechando, mediante la educación, la ciencia y la cultura, la colaboración entre las naciones, a fin de asegurar el respeto universal a la justicia, a la ley, a los derechos humanos y a las libertades fundamentales que sin distinción de raza, sexo, idioma o religión, la Carta de las Naciones Unidas reconoce a todos los pueblos del mundo”.
Volver a hablar del Día de la Raza no sólo es ignorancia, burrada, sino una falta abominable, un completo desconocimiento y negación de todo lo que sucedió antes de que llegara la resolución de UNESCO 1978″
Está en los libros y está en la historia, no hay otra verdad. Volver a hablar del Día de la Raza no sólo es ignorancia, burrada, sino una falta abominable, un completo desconocimiento y negación de todo lo que sucedió antes de que llegara la resolución de UNESCO 1978.
Y por si no quedó del todo claro, se llegó a eso “para la eliminación de todas las formas de discriminación racial (…) para la prevención y la sanción del delito de genocidio, la represión y el castigo del crimen de apartheid y la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad”.
A partir de 1978, 134 naciones miembro de UNESCO lo suscribieron, sin contar los países asociados, “observando con la más viva preocupación que el racismo, la discriminación racial, el colonialismo y el apartheid siguen causando estragos en el mundo bajo formas siempre renovadas”, dice en los archivos del organismo, porque el desprecio primero humilla a las personas y luego las excluye, cuando no promueve su explotación.
“Todos los seres humanos pertenecen a la misma especie y tienen el mismo origen. Nacen iguales en dignidad y derechos y todos forman parte integrante de la humanidad”, dice UNESCO en el artículo 1 de la Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales.
Es decir el 12 de octubre no es el día de la raza, porque “razas” humanas no hay más y por lo tanto no se puede mentarlas para hablar de conquistas coloniales ni descubrimiento de nuevos continentes.
“El prejuicio racial, históricamente vinculado a las desigualdades de poder, que tiende a agudizarse a causa de las diferencias económicas y sociales entre los individuos y los grupos humanos y a justificar, todavía hoy, esas desigualdades, está totalmente desprovisto de fundamento”, subraya el organismo internacional creado en 1945, fecha inolvidable.
Hablar de “raza”, sigue diciendo UNESCO “es incompatible con las exigencias de un orden internacional justo y que garantice el respeto de los derechos humanos, toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en la raza, el color, el origen étnico o nacional, o la intolerancia religiosa” (artículo 4 de la misma Declaración).
Hoy “raza” es solamente un alimento para perros»
Y se llegó a este punto, tras décadas de presión internacional, para garantizar la paz que tantas diferencias, intereses y enemistadas habían quebrantado.
El 12 de octubre de 2024 la cuenta oficial de la Casa Rosada en la red social X, publicó: “Hoy, 12 de octubre, celebramos el Día de la Raza en conmemoración de la llegada de Cristóbal Colón a América, un hito que marcó el inicio de la civilización en el continente americano”.
No sé qué calificación correspondería en los exámenes Aprender a los responsables del posteo, pero desde Balcarce 50 otra vez insisten con el “Día de la Raza”.
Tampoco fue un invento de la ex presidenta Cristina Kirchner, en el año 2010, poner las cosas en su lugar con el decreto 1584, que reemplazaba una denominación desactualizada por la de “Día de la Diversidad Cultural”, a tono con la literatura de la diplomacia internacional.
Hasta los perros y gatos pueden llevarse bien. Volvemos a confundir empoderamiento con falta de empatía o flojera intelectual. Los libros no muerden; las redes y textos digitales, tampoco. Sólo hay que saber buscar, leer y escribir con propiedad. Y comprender que el tiempo no pasó en vano.
PUBLICADO EL 07 DE OCTUBRE DE 2025 Con información de Mónica Martin)