Mar 28, 2024

Si se destruyen los ecosistemas habrá más pandemias: Informe de la ONU

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ESPAÑA. — El covid-19 es solo un aviso de lo que nos espera. La última advertencia a la humanidad de lo que supone el continuo destrozo de los ecosistemas. Está demostrado: el 75% de las enfermedades infecciosas se originan en los animales y estos, a su vez, son el puente que las conectan con las personas. O, lo que es lo mismo, si continuamos fragmentando el hábitat de las especies habrá más pandemias.

 

 

 

Es la alerta que se recoge en un informe del programa del Medio Ambiente de las Naciones Unidas, en colaboración con especialistas de todo el mundo. Y lo confirman los expertos consultados por La Voz: la destrucción de los hábitats naturales, la contaminación y la explotación de especies hacen que la sociedad sea más vulnerable porque las personas están más cerca de los vectores que transmiten las enfermedades.

 

Como señala Adolfo Cordero, catedrático del departamento de Ecología y Biología animal de la Universidad de Vigo, «basta con ver las fotos de satélite de hace 30 años para darse cuenta de la destrucción ambiental que se ha llevado a cabo. El cambio es drástico. Antes en unas zonas solo había selva, ahora solo hay gente».

 

Según Carlos Vales, director del Centro de Extensión Universitaria y Divulgación Ambiental de Galicia, el problema está claro: «El proceso de destrucción de la naturaleza está siendo brutal y en una aceleración continua.  Cada vez hay más cercanía a las comunidades humanas con especies que antes no salían de su entorno, o que era una debilidad donde algunas barreras impedían que nuestro animales entraran en contacto con nosotros. Y por último, está a el factor de la globalización que hace que una enfermedad que se produce en un lugar remoto pueda transmitirse por todo el planeta una velocidad vertiginosa», afirma.

 

«Muchos de los organismos que vivían en zonas que antes estaban despobladas se han extinguido, pero otros han conseguido sobrevivir y acaban afectándonos. Cuanto más densas sean las poblaciones, más probable es que las transmisiones se produzcan y se aceleren. Es un poco lo que ha pasado», explica Cordero.

 

Pero entre la experiencia y el aprendizaje aún hay un trecho que la humanidad debe transitar. Lo que está por verse es a qué velocidad lo hace, porque si nada cambia, esta no será la última pandemia que devaste a la humanidad y tampoco la peor.

 

El profesor Cordero reflexiona: «Hay una palabra que es fundamental: biodiversidad. Cuanto más diversa sea la naturaleza, menos probable es que los virus o bacterias acaben en nosotros. Pero si aniquilamos las distintas opciones que podrían tener, igual la única opción que les queda somos nosotros, las personas».

 

El panorama cambia cuando salimos de la ecuación. Eso también lo demostró el confinamiento. «Cuando nos tuvimos que quedar en casa lo que ocurrió fue que la calidad del aire de las ciudades mejoraron y nuestros ecosistemas se recuperaron. Ahí es donde se ve claramente la influencia de los humanos», expone Gumersindo Feijoo, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Santiago. Es simple: para revertir el daño, bastaría con no estorbar. La naturaleza se regenera sola, rápido y bien. Y en caso de que las sociedades se decidieran a contribuir, « una de las cosas que nos podría ayudar muchísimo sería introducir el principio de la economía circular para ser más eficientes», sugiere Feijoo.

 

 

(PUBLICADO EL 23/07/2020 /Gabriela Consuegra)

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