Dic 5, 2025

SOMOS NUESTRA MEMORIA. Sistema de salud: la precarización del personal médico

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latido herido

Es el murmullo de la madrugada, el olor a antiséptico y el cansancio que se acumula en los pasillos de nuestros hospitales y centros de salud públicos. Detrás de cada bata blanca, de cada uniforme de enfermería, hay una historia de dedicación, pero también, cada vez más, de precarización laboral.

Chiapas, Puebla y Michoacán son las entidades con mayor número de población con carencia por acceso a los servicios de salud, con un 63, 47 y 46 por ciento, respectivamente, donde la asignación discrecional de bases laborales y el secuestro del movimiento escalafonario es una constante por parte de la autoridad, en contubernio con el sindicato charro. No se trata de una percepción, sino de datos que duelen.

Casi el 50 % de las y los mexicanos padecen carencias por acceso a la seguridad social, que incluye los servicios de salud. Ello equivale a que más de 62 millones de personas no cuentan con acceso a servicios de salud de calidad. De acuerdo con información del Inegi, apenas el 3.5 por ciento de la población se encuentra afiliada al IMSS Bienestar, es decir, de los 126 millones de personas que viven en nuestro país, este programa atiende apenas a 4.6 millones.
Mientras que en 2016, las carencias por acceso a los servicios de salud afectaban al 16 por ciento de los mexicanos, para 2024 prácticamente se duplicó al llegar al 30 por ciento de la población. Y no habrá beca del bienestar que les alcance para costear los gastos catastróficos que significa la salud.

El personal de la Secretaría de Salud en México, ese pilar fundamental de nuestro bienestar colectivo, se encuentra atrapado en un sistema que los exprime, mientras la dignidad laboral se diluye entre contratos temporales y salarios insuficientes.

El personal de salud, que nos cuida en nuestros momentos más vulnerables, a menudo no tiene garantizado su propio acceso a la salud. Es una paradoja cruel: cuidar a otros mientras se es vulnerable. Estos trabajadores, que enfrentan jornadas extenuantes, el estrés de tomar decisiones de vida o muerte y la presión constante de un sistema rebasado, ven su salud mental y emocional comprometida por la inestabilidad laboral.

La precarización no solo afecta al individuo, a la enfermera o al médico que no sabe si su contrato será renovado el próximo mes; impacta directamente en la calidad de la atención que recibimos todos los mexicanos. Un personal agotado, ansioso y mal remunerado no puede rendir al máximo de sus capacidades. La inestabilidad laboral aumenta entre los profesionales de la salud, lo cual es preocupante para el futuro de la atención médica en el país.

El discurso oficial a veces habla de falta de profesionales, pero el movimiento médico y sindical ha alzado la voz para contradecirlo: hay suficientes, lo que no hay son fuentes de trabajo dignas ni seguras. El problema no es la vocación de servicio, sino la falta de condiciones dignas para ejercerla, con un grave problema de falta de auditorías, controles presupuestales y de transparencia en los recursos, que son muchos pero se los roban.

Es hora de ver más allá de las cifras y reconocer el rostro humano detrás de la crisis. Es la historia de Lucy, una trabajadora precaria de 28 años en la Ciudad de México, con 12 años de antigüedad en la Secretaría de Salud y menos prestaciones por su trabajo que sus iguales con base (esposas, amigas y amantes de las autoridades). Es la historia de miles que, con cada guardia, cada diagnóstico y cada paciente atendido, entregan su vida a un sistema que les paga con incertidumbre.

La salud de nuestro país no se mide solo en el número de hospitales o camas disponibles, sino en el bienestar de quienes hacen posible que esos hospitales funcionen. Reconocer la precarización del personal de salud de la Secretaría de Salud es el primer paso para saldar una deuda histórica. Exijamos condiciones laborales dignas, salarios justos y seguridad social para quienes están en la primera línea de la vida, porque su bienestar es, en última instancia, el nuestro, y no solo de unos cuantos. Del IMSS Bienestar ya ni hablamos.

 

Causas y azares…

  • Tal como se los adelanté, las protestas del personal eventual de la Secretaría de Salud tocarían la puerta de la presidenta Claudia Sheinbaum, otra vez en Michoacán, a quien le mandó la bolita el gobernador de ese estado: a ver si resuelven de una vez.
  • Decir que los trabajadores de base de la Secretaría de Salud tienen muchas prestaciones y que por eso no se les puede dar a los eventuales, es un argumento tan miserable como su criterio. La justicia tarda en llegar.
  • Invitamos a todos los presidentes municipales que quieran hacer un programa de salud mental municipal en serio, a que nos contacten: sofia@psicologiaydesarrollocomunitario.com y con gusto les ayudamos.

Hasta la próxima, que la salud es un estado precario que no augura nada bueno.

Conoce más en: https://www.facebook.com/psicologiaparatiii/

 

Fecha de publicación viernes 5 de diciembre de 2025

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